Las investigaciones demuestran que un diseño cuidado, como la incorporación de luz natural, colores relajantes y espacios funcionales, puede mejorar drásticamente la recuperación de los pacientes, reducir el estrés y aumentar la productividad del personal. Este cambio hacia entornos centrados en el paciente está demostrando ser un factor de mejora de los resultados de la atención sanitaria.
La conexión entre el diseño y la recuperación del paciente
Los estudios han demostrado sistemáticamente que un entorno sanitario bien diseñado puede influir positivamente en los resultados de los pacientes. Una investigación pionera realizada por el profesor Roger Ulrich en 1984 reveló que los pacientes con vistas a la naturaleza tenían estancias hospitalarias más cortas, utilizaban menos analgésicos y tenían evaluaciones más positivas que los que tenían vistas a una pared de ladrillos. Hallazgos recientes demuestran que la exposición a la luz natural regula los niveles hormonales, mejora los ritmos circadianos y reduce el estrés percibido, lo que acelera aún más la recuperación.
Estos elementos de diseño no sólo reconfortan a los pacientes, sino que también afectan al bienestar y la productividad del personal. Los hospitales que incorporan un atractivo estético crean un ambiente más relajante, lo que ayuda a reducir el estrés de los trabajadores que tienen que hacer frente a largas jornadas y a elevadas exigencias emocionales. En última instancia, un mejor entorno puede redundar en una mayor calidad asistencial, sobre todo en lugares como el Reino Unido, donde el NHS se enfrenta a importantes problemas de personal.
Color y estado de ánimo: el impacto psicológico del diseño
El color desempeña un papel crucial en el estado de ánimo tanto de los pacientes como del personal sanitario. Los azules suaves y los verdes pastel suelen utilizarse en las salas de terapia para reducir la ansiedad, mientras que los tonos más cálidos, como el amarillo, el naranja y el beige, ayudan a crear un ambiente acogedor en zonas comunes como las salas de espera. Por ejemplo, en el Superhospital Kolding de Dinamarca, el uso de tonos verdes, azules y dorados fomenta un ambiente calmado y curativo en todo el centro.
La aplicación estratégica del color también se extiende a usos prácticos, como la señalización y los sistemas de orientación. Los sistemas codificados por colores facilitan a pacientes y visitantes la navegación por los complejos diseños del hospital, reduciendo la confusión y la ansiedad, sobre todo en las zonas más estresantes.
Diseño inteligente para mayor funcionalidad y comodidad
Aunque la estética es importante, los elementos de diseño funcionales también desempeñan un papel vital en la mejora de la experiencia sanitaria. El vidrio de privacidad es un buen ejemplo de ello. En los entornos de cuidados intensivos, los pacientes necesitan una vigilancia constante, pero las persianas y cortinas tradicionales suelen generar ruido y bloquear la luz natural. El vidrio de privacidad proporciona la intimidad necesaria a los pacientes al tiempo que permite una observación continua con las mínimas molestias, manteniendo un ambiente luminoso y acogedor en las habitaciones de los pacientes.
La incorporación de este tipo de soluciones innovadoras no sólo resuelve problemas prácticos, sino que también contribuye a crear un entorno más curativo y confortable.
Priorizar la curación a través del diseño
El diseño sanitario ya no consiste sólo en satisfacer necesidades prácticas, sino en crear espacios que fomenten la curación, el confort y el bienestar. La famosa frase de Sir Winston Churchill: «Nosotros damos forma a nuestros edificios; después, ellos nos dan forma a nosotros», pone de relieve el profundo efecto que tiene nuestro entorno en nuestro estado físico y emocional. En sanidad, esto significa reconocer la importancia de crear espacios que ayuden a las personas a recuperarse y prosperar. Como profesionales sanitarios, debemos dar prioridad a un diseño bien pensado para garantizar que los pacientes, los visitantes y el personal disfruten de entornos que mejoren la curación y la productividad.
En conclusión, el futuro de las instalaciones sanitarias pasa por un diseño estratégico centrado en el paciente que vaya más allá de la funcionalidad clínica y promueva una experiencia positiva y reparadora para todos los que entren en ellas.
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