La Universidad Johns Hopkins se ha sumado a una demanda contra los Institutos Nacionales de Salud (NIH) a raíz de una propuesta de política para recortar drásticamente la financiación de la investigación médica. Estos recortes, destinados a reducir los «costes indirectos», podrían detener la investigación crítica y retrasar los avances médicos que salvan vidas. La universidad, junto con otras instituciones punteras, lucha por proteger el futuro de los avances sanitarios.
Los recortes propuestos por los NIH y su impacto
La Universidad Johns Hopkins, famosa por su liderazgo en investigación médica, ha unido sus fuerzas a las de otras 12 universidades y organizaciones nacionales para impugnar la reciente decisión de los NIH de limitar al 15% el reembolso de los costes indirectos. Los costes indirectos, que representan una parte significativa de las subvenciones de los NIH, cubren gastos necesarios como el mantenimiento de las instalaciones, el apoyo administrativo y la infraestructura de investigación. Este límite podría dar lugar a recortes de más de 4.000 millones de dólares en las instituciones de investigación médica del país, poniendo en peligro innumerables estudios vitales.
El Presidente Ron Daniels y el Director General Theodore DeWeese destacaron en un mensaje a la comunidad Hopkins que estos recortes tendrían un impacto inmediato y desastroso en la amplia investigación médica de la universidad, que incluye casi 600 ensayos clínicos en curso. Estos ensayos abarcan varios campos, desde la investigación del cáncer a la pediatría, y la nueva política podría interrumpir no sólo el trabajo pionero, sino también la atención y la esperanza que proporcionan a los pacientes.
Proyectos de investigación críticos en peligro
Sólo en Johns Hopkins, la financiación de los NIH desempeña un papel crucial en el avance de los conocimientos médicos y la mejora de la atención a los pacientes. En el año fiscal 2024, la universidad recibió más de mil millones de dólares en fondos de investigación de los NIH, de los cuales casi un tercio cubría costes indirectos. Estos fondos financian aspectos esenciales de la investigación, como instalaciones de laboratorio, equipos y personal experto, todos ellos necesarios para llevar a cabo trabajos científicos de alto nivel.
La nueva política pondría en peligro cientos de proyectos destinados a abordar algunos de los problemas sanitarios más acuciantes, como el cáncer, las cardiopatías, la salud mental y el envejecimiento. Sin financiación suficiente para los costes indirectos, los componentes cruciales de estos estudios se verían comprometidos, lo que podría detener los avances en tratamientos y curas que salvan vidas.
Cómo amenaza a la investigación en curso el recorte de los costes indirectos
Los recortes afectarían directamente a miembros destacados del profesorado como Jack Iwashyna, que investiga métodos de recuperación más rápida para pacientes con neumonía. El equipo de Iwashyna depende de sistemas informáticos avanzados para analizar millones de puntos de datos, esenciales para su estudio. Sin financiación para esta tecnología, la investigación crítica se detendría, lo que retrasaría las mejoras en los tiempos de recuperación de los pacientes y aumentaría los costes sanitarios.
Del mismo modo, el trabajo del profesor Otis Brawley sobre las disparidades del cáncer en Maryland se basa en sistemas de datos financiados indirectamente por los NIH. El recorte de esta ayuda detendría sus esfuerzos por comprender y abordar las desigualdades sanitarias, especialmente en comunidades con altas tasas de tabaquismo, lo que podría provocar un aumento de los cánceres relacionados con el tabaquismo en las próximas décadas.
El futuro de la investigación médica, en peligro
La Universidad Johns Hopkins, junto con sus homólogas académicas, mantiene su compromiso de luchar por la preservación de la financiación federal de la investigación médica. Daniels y DeWeese subrayaron que estos recortes suponen una amenaza significativa no sólo para los esfuerzos de investigación de la universidad, sino también para el ecosistema de investigación estadounidense en general. Dado que los NIH son la principal fuente de financiación federal de la investigación médica, las consecuencias de estos recortes podrían repercutir en todo el país, paralizando los avances en la atención sanitaria y obstaculizando el progreso en el tratamiento de enfermedades.
Por último, la dirección de la universidad se ha comprometido a seguir defendiendo el papel fundamental de la investigación académica y la financiación necesaria que la respalda. Mientras trabajan con socios nacionales para cuestionar la política de los NIH, reafirman su compromiso de preservar la excelencia y el trabajo de los investigadores del Johns Hopkins, que cambia vidas.
Una llamada a la acción para los investigadores
El mensaje de la Universidad Johns Hopkins es claro: estos recortes amenazan algo más que la financiación: ponen en peligro vidas y el futuro de la investigación médica. La universidad y sus socios seguirán luchando por los recursos necesarios para impulsar descubrimientos innovadores y ofrecer esperanza a pacientes de todo el mundo.
Más información sobre este reto en Johns Hopkins ...